AREQUIPA
Arequipa es la capital y mayor ciudad de la provincia de Arequipa, es la sede del Tribunal Constitucional y la «Capital Jurídica del Perú». También conocida como la «Ciudad Blanca», es la segunda ciudad del Perú por población, alcanzando el año 2013 los 852 807 habitantes según proyecciones del INEI.
ATRACTIVOS TURISTICOS EN AREQUIPA
Cañón del Colca
Es uno de los principales destinos turísticos en todo el Perú, se realizan fiestas costumbristas comúnmente, donde se demuestra artesanía y textiles del lugar, se pueden encontrar aguas termales. Este cañón es originado por la falla de los andes y el río colca llegando a una profundidad de 3400 metros. Es considerado como el cañón más profundo del planeta.
Se puede realizar diversos deportes de aventura como el ciclismo o el canotaje, durante el recorrido de este valle se puede encontrar unos 14 pueblos por lo cual no es nada pequeño.
Iglesia de la Compañía
Este convento e iglesia que fue construida en el año 1698 es un gran atractivo turístico muy visitado, se puede encontrar estructuras hechas con sillar de los volcanes. Dentro de este sitio se puede ver pinturas cuzqueñas o de su escuela. Su estilo es del tipo barroco arequipeño. Puede ser visitado de lunes a domingos de 8 de la mañana hasta 8 de la noche.
Mirador de Yanahuara
Está ubicado en un distrito con el mismo nombre que el mirador, desde este lugar se pueden ver estupendos paisajes de Arequipa incluyendo sus 3 volcanes más conocidos. Yanahuara está a una distancia aproximada de 2 kilómetros de Arequipa, contando con un barrio muy tradicional de calles empedradas y casas antiguas hechas con sillar.
Este mirador fue construido en el siglo XIX y tiene arcos hechos de sillar en los cuales tiene grabaciones de ilustres personas de Arequipa.
Monasterio de Santa Catalina de Siena
Fue fundado en el año 1579, fue muchas veces afectado por terremotos y reconstruido para conservarlo con el aspecto original, se encuentra muy cerda de la plaza de armas. Es considerado como el más importante de las construcciones religiosas en el Perú.
También pueden encontrar el claustro de Sor Ana de los Ángeles Monteagudo que fue beatificada por el papa Juan Pablo II el año 1985. Este monasterio tiene más de 20 mil metros cuadrados actualmente.
Plaza de Armas
Como en toda ciudad es el lugar turístico central, donde podemos encontrar la catedral, en este lugar se fundó Arequipa, también se puede encontrar la iglesia de la Compañía, los famosos portales de Arequipa que antes eran el cabildo de la ciudad en su época virreinal. Contiene hermosas piletas por toda la plaza y algunos pequeños adornos que la hacen un gran sitio para el turismo o para tomar un descanso.
Los lugares turísticos de Arequipa son unos de los más visitados, ya que Arequipa es una de las ciudades más modernas del Perú y más apacibles se puede encontrar de todo un poco.
GASTRONOMÍA DE AREQUIPA
La cocina arequipeña es un portentoso bastión de la gastronomía peruana, es producto del mestizaje entre una cocina andina ancestral y la española, entre los productos naturales de su costa y los de las alturas andinas. Es reconocida por sus variados platos, generalmente de sabores fuertes, y la constante presencia de camarón de río, y del rocoto, especie de ají grande parecido al pimentón rojo, y de fuerte picor. Estos platos, son servidos en los restaurantes criollos o en restaurantes caseros y tradicionales llamados «picanterías».
La cocina arequipeña se caracteriza, también, por unos caldos espesos y refinados llamados en lengua quechua “chupes”. Se estila consumir uno distinto para cada día de la semana: el chaque los lunes (papas, carne, verduras, tripas y mondongo), el chairo los martes (armonizando carne de cordero y vaca), el pebre los miércoles (carne de ave, chuño y frejoles), la timpusca los jueves (variante del sancochado que incluye cecina y coles), los viernes el chupe de camarones, el sábado el rache de panza de cordero y el domingo el blanco de lomos.
Además de las sopas y chupes, en Arequipa existen varios platillos que son considerados símbolos de su gastronomía. Como entrada, por ejemplo, se suele servir Ocopa, considerada por muchos la versión arequipeña de la papa a la Huancaína, la Ocopa constituye el plato frio más popular de la región. También destacan como entrantes la zarza de machas o tolinas (picadillo encebollado con mariscos), el soltero de queso (ensalada donde predominan las habas y el queso fresco, y toma ese nombre por no llevar ningún tipo de carne) y la tortilla de camarones, entre otros. Entre sus platos de fondo destacan: el rocoto relleno (rocoto horneado con picadillo de carne, especies, queso, huevos y leche), el locro (con papas y carne guisada), el adobo (espesado picante de carne de cerdo), el ají de camarones, el ají de lacayote, el cabrito al horno, la malaya dorada y el cuy o conejo chactado. Tradicionalmente, en Arequipa la comida comienza con la chicha de jora, más ligera y dulce que otras elaboradas en el sur peruano, y es la que nos acompañara durante nuestro menú. Recomendaciones del chef; empezará por un suculento chupe de camarones, seguido del plato bandera de la cocina arequipeña, el rocoto relleno. Como plato de fondo el cuy o el conejo chactado, colmarán las expectativas de todo gourmet. Antes de proseguir, no vendrá mal, un anís Nájar, como digestivo. Entre los postres, gozan de gran estimación los buñuelos (de harina, huevos y leche bañados en miel de chancaca), el queso helado (helado a base de leche, canela, coco y especies), los chocolates y los toffees, lo dejamos a su elección.
Arequipa constituye un importante centro industrial y comercial del Perú y gracias a su notable actividad industrial es catalogada como la segunda ciudad más industrializada del país; dentro de su actividad industrial destacan los productos manufacturados y la producción textil de lana de camélidos con calidad de exportación; por lo que la ciudad mantiene estrechos vínculos comerciales con Chile, Bolivia y Brasil; vínculos con las ciudades conectadas por medio del Ferrocarril del Sur, así como con el puerto de Matarani.
La ciudad fue fundada el 15 de agosto de 1540, bajo la denominación de «Villa Hermosa de Nuestra Señora de la Asunta» en nombre del marqués don Francisco Pizarro y el 22 de setiembre de 1541 el monarca Carlos V en Cédula Real ordena que se la llame «Ciudad de Arequipa».
En el periodo virreinal adquirió importancia por su sobresaliente papel económico, y se caracteriza por el fidelismo hacia la Corona Española, recibiendo títulos como «Muy Noble y Muy Leal» y el de «Fidelísima» por parte de la corona.
En la historia republicana del Perú la ciudad adquiere mayor protagonismo en el campo político, siendo foco de rebeliones populares, cívicas y democráticas, y ha sido también cuna de sobresalientes figuras intelectuales, políticas y religiosas del país. En la época republicana se le otorga el título de «Heroica ciudad de los libres de Arequipa».
Su casco histórico se extiende sobre una superficie de 332 hectáreas y fue declarado por la Unesco como «Patrimonio Cultural de la Humanidad», el patrimonio histórico y monumental que alberga y sus diversos espacios escénicos y culturales la convierten en una ciudad receptora de turismo nacional e internacional, en su casco histórico destaca la arquitectura religiosa virreinal y republicana producto de mezcla de características europeas y autóctonas, que constituyeron a una propia escuela estilística denominada «Escuela arequipeña» de crucial importancia en toda la región y cuya influencia llegó hasta Potosí (Bolivia).
HISTORIA DE AREQUIPA
La primitiva Arequipa era un lugar escasamente poblado por algunos miembros de la nobleza incaica y grupos de mitimaes. Los primeros españoles que hasta allí llegaron, los padres dominicos Pedro de Ulloa, Diego Manso y Bartolomé de Ojeda, quedaron encantados con la región, estableciéndose en ella.
Poco después, el 15 de agosto de 1540, una expedición de 96 españoles (algunos de los cuales habían estado en la Isla del Gallo) al mando de don García Manuel de Carbajal (lugarteniente de Francisco Pizarro), decidió fundar en el valle del Chili la «Villa Hermosa de Arequipa», por parecerles el lugar una tierra muy promisoria.
Al año siguiente de su fundación, el rey Carlos V le otorgó la jerarquía de ciudad, y por real cédula del 7 de octubre de 1541 le concedió escudo de armas. En éste se representaba el volcán Misti, los árboles y tu río de sus alrededores. Además, un león simbolizaba el valor y espíritu bizarro de sus pobladores. Tiempo después (en 1575) el virrey Toledo, en atención a la fidelidad a la corona demostrada por sus habitantes, le confirió el título de «Muy noble y muy leal ciudad», posteriormente confirmado por los reyes Felipe II y Felipe III.
La actividad que pronto se hizo predominante fue la agricultura; se habían aclimatado con gran éxito la vid y el olivo, iniciándose al poco tiempo una próspera producción de vinos y aguardientes de uva, así como de aceite de oliva, sobre todo en la zona de Yauca.
Al usarse el sillar, un tipo de piedra volcánica abundante en la región, en las construcciones, la urbe virreinal empezó a adquirir su característico aspecto, llenándose paulatinamente de majestuosas casonas de hacendados, hermosos templos y monumentales conventos, como el de Santa Catalina.Durante este período colonial Arequipa permanece tranquila y fiel a la metrópoli, lo que se explica si se tiene en cuenta que tuvo la mayor concentración de población blanca, superando incluso a Lima; en efecto, de 37 mil habitantes que tenía en la época del virrey Gil y Lemos, 22 mil eran españoles, 6 mil indios, 5 mil mestizos, 2 500 negros libertos y 1 200 esclavos. En Lima, en cambio, de sus 62 mil habitantes, sólo algo más de 18 mil eran hispanos.Arequipa era, pues, casi un bastión español en el Perú, y obligadamente debía ser fiel a la Madre Patria. Su vida transcurría patriarcal y austeramente, y sólo movilizaban al pueblo las celebraciones religiosas, a las que acudía pleno de fervor y recogimiento. No siempre era la vida tan tranquila, sin embargo. La fuerza de los terremotos redujo gran parte de la ciudad a ruinas en 1582, 1687 y 1784, pero en cada ocasión el tradicional temple de sus habitantes volvió a levantarla.
Uno de los sucesos más notables de la gesta emancipadora fue la campaña del cuzqueño Mateo García Pumacahua, quien salió hacia Arequipa en octubre de 1814 con un ejército de más de 5 mil hombres; tras derrotar a las filas realistas que comandaba el mariscal Francisco Picoaga, entró triunfante a la Ciudad Blanca y formó una junta provisional de gobierno.
Sin embargo, al poco tiempo las tropas realistas ocuparon Arequipa, por lo que Pumacahua huyó hacia la zona del altiplano, donde continuaron los enfrentamientos hasta la batalla decisiva en Umachiri, donde su ejército fue destruido. Pumacahua huyó, mas fue capturado y posteriormente fusilado, el 17 de marzo de 1815.
En el ejército patriota militaba, como auditor de guerra, el poeta romántico arequipeño Mariano Melgar, quien al igual que Pumacahua entregó su vida luchando por sus ideales.
Al proclamarse la república, Arequipa se convierte en ciudad símbolo de la misma, y sus habitantes, a diferencia de los de otras ciudades, fueron activos protagonistas de enconadas pasiones políticas y de numerosas rebeliones en defensa de los derechos vulnerados.
Uno de los episodios más largos y dramáticos de la historia arequipeña fue la revolución vivanquista de 1856, a finales del segundo año del gobierno de Ramón Castilla.
Descontentos por el despilfarro fiscal limeño que postergaba a las provincias, un numeroso grupo de pobladores acaudillados por dos jóvenes, Masías y Gamio, se declararon en contra del gobierno; las tropas militares de la zona, integradas en su mayoría por arequipeños, se adhirieron a la revuelta, proclamando a Vivanco presidente.
Vivanco volvió de su exilio en Chile y rechazó las propuestas conciliatorias de los enviados de Castilla. La rebelión, sin embargó, era puramente local y hubiera sido fácilmente debelada de no ser por la adhesión de la escuadra naval (compuesta por la fragata «Apurímac» y los vapores «Loa» y «Tumbes») liderada por Lizardo Montero, que tomó posesión del puerto de Islay en nombre de Vivanco. Vivanco recorrió los puertos de la costa buscando apoyo, pero fue en vano. Castilla, a pesar de no contar con la escuadra, se dirigió a Arica, donde formó un pequeño ejército con el cual se proponía recuperar Arequipa.
Al llegar, instaló sus tropas en Sachaca, Tingo y Tiabaya, para cortar la comunicación de la ciudad con el puerto. El aislamiento hacía escasear las provisiones de los rebeldes. Las tropas de Castilla iniciaron entonces una cruenta campaña militar, que sitió a Arequipa durante ocho meses y culminó con la sangrienta toma de la ciudad en marzo de 1858. Arica, que se había unido a la revuelta, se rindió en cuanto se supo de la derrota arequipeña.
La inauguración del Ferrocarril del Sur, y la creciente exportación de lana hacia Inglaterra, fueron el inicio del desarrollo industrial de la Ciudad Blanca.
Fue también en Arequipa donde una guarnición militar inició una revolución que se extendió prontamente y derrocó al entonces presidente Augusto B. Leguía, liderada por Luis Sánchez Cerro. Este prometió moralizar y normalizar la economía, cosa que no logró, ante el descontento popular que nuevamente se manifestó en rebeliones y desórdenes que consiguieron su renuncia y la de su junta militar en 1931.
La Ciudad Blanca ha sido escenario asimismo de numerosas campañas políticas, como la del ex presidente Fernando Belaunde Terry, quien en 1962, al serle negada la autorización para realizar un mitin de su partido (Acción Popular) en la plaza de armas exclamó que no se dejaría detener por nadie, aunque tuviese que quitar el adoquinado de las calles para defenderse.
Actualmente Arequipa mantiene su liderazgo económico en el sur del país y es una pujante urbe donde se concentran comercio, servicios, agricultura e industrias, aunque la lechera atraviesa por una momentánea retracción.
Temperatura
A lo largo del año presenta temperaturas que no suben de 25 °C y muy rara vez bajan de los 10 °C; La temporada húmeda se extiende de diciembre a marzo y se traduce por la presencia de nubes en la tarde y escasas precipitaciones. En invierno (junio, julio), el clima se torna un poco más frío y la temperatura desciende hasta una media de 10 °C, pero el clima seco ayuda a sentir el frío con menor intensidad.